Desde que Ptolomeo presentó uno de los primeros catálogos de constelaciones cerca del año II a.C ya habían pasado muchísimos años desde que las primeras historias en los cielos fueron contadas, Claudio Ptolomeo solo recopiló muchas de esas historias y plasmó estos registros en un solo lugar llamado Almagesto, para además poder explicar muchas de las características del movimiento de la tierra y la relación con los fenómenos de los eclipses y ciclos lunares, entre otros.
Pero antes de este compilado de información, en la literatura de la época tales como La Odisea de Homero del siglo VIII a.C, referencias tales como “Osa Mayor, Pléyades, Arcturus y Orión”, entre muchos otros se habían plasmado y seguramente las comunidades de la época los conocían perfectamente a partir de la influencia del imperio griego siglos antes.
Por otro lado, relatos locales como los del pueblo hebreo en el cercano oriente, a orillas del mar Mediterráneo inspiraban historias como las que hoy se encuentran formando parte del Antiguo Testamento en el Libro de Job, aquel siervo de Dios cuya fe habría sido puesta a prueba por Satanás.
En un fragmento de esta historia datada hacia Siglo IV a.C Dios le habla a Job preguntando “¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades, desatarás las ligaduras de Orión?; ¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de los cielos, O guiarás a la Osa Mayor con sus hijos?” interpretándose que esta influencia griega era parte del conocimiento común de las distintas comunidades.
Sin contar la práctica de la Astrología como método de proyección de los sucesos terrestres en las estrellas dada por los antiguos sacerdotes y que también se basaban en historias, se puede afirmar que en aquellos días los planetarios no eran instituciones edificadas en forma de Domo, sino que eran historias que noche a noche seguramente alrededor de una fogata se contaban una y otra vez a las generaciones que de boca en boca, se expandían por los continentes de África y Europa.
Más al Oriente con las antiguas dinastías chinas sucedía lo mismo, así como en el continente americano antes de ser colonizado, los Mayas, Incas y Pre-Incas, y diversos pueblos originarios, ya contaban sus historias plasmadas en el cielo.
Cuando se repasa la historia de la astronomía, se concluye que la humanidad ha estado conectada con la naturaleza de las estrellas desde los inicios de las civilizaciones. Todo este conocimiento llevó a que no fuera sino hasta inicios del siglo XX, que las cartas estelares y catálogos generales completados en siglos anteriores dieran paso al primero de los proyectores planetarios perfeccionado hacia 1923, y que a partir de 1925, el primer planetario del mundo abriría sus puertas para mostrar las maravillas del cielo nocturno a los habitantes de una gran ciudad.
Entiéndase que en este artículo se inicia con casi 800 años de historia previa a la era cristiana. Debemos sumar casi 2000 años más, que tomó encapsular todo este saber de estrellas e historias de constelaciones en un aparato que no tiene ni 100 años de haberse inventado. Irónicamente, pareciera que sus proyecciones reemplazan en algunos casos el cielo real. Pero esto último es afirmado tal vez por aquellos que viven en ciudades altamente contaminadas lumínica y atmosféricamente, que y no tienen la oportunidad de ver el cielo en todo su esplendor.
Hoy día existen mas de 4000 planetarios alrededor del mundo. El mayor porcentaje de estos están instalados en los países de mayores índices de desarrollo económico y social, con tecnologías a la vanguardia, y que ofrecen espectáculos cargados de información e inmersión, brindando información de astronomía y otros aspectos del conocimiento.
Pero, ¿Existen secretos en los planetarios? ¿Cómo es el funcionamiento de los mismos más allá de la proyección? ¿Qué datos de interés o estrategias pueden aportar a la comunidad y sociedad en general? ¿Influye la tecnología en la calidad de información impartida a los visitantes? Todas estas preguntas e historias para contar serán respondidas en los siguientes artículos de "Descubriendo los Planetarios" junto al equipo de FrontLine Science Team.
Bryant González Vásquez Planetarista.